En muchas ocasiones pensamos manejar nuestra familia como manejamos nuestro negocio. Sin embargo, es importante saber que una familia aun teniendo problemas financieros, puede compartir sin tener que cumplir metas financieras y reportar ganancias, sin tener que establecer un programa de planificación estratégica para lograr metas.
Esto significa que la familia no se administra, solamente das lo que tu corazón quiere, en la familia sólo se aconseja no se dan instrucciones. La familia no presenta ciclo de vida alguno, porque es eterna.
La familia no obedece a metas, objetivos, misiones o visiones; sólo al corazón. En la familia, no se bonifica, subsidia, invierte o cotiza; simplemente se entrega, se ayuda……
El Padre nos es el presidente que en muchas ocasiones es difícil de encontrar, sólo es mi viejo; el viejo que yo quiero, admiro, respeto.
Mi madre no es la vicepresidenta a la que se le delega la dirección de la empresa cuando el presidente no está. Mi madre es amor, es el socio perfecto, la otra mitad de mi padre.
Y lo que ocurre es que el amor que los une, de hecho, no está determinado por participación en la empresa, porque no es una sociedad, una alianza estratégica; es la plenitud del amor de dos seres que no pueden vivir el uno sin el otro…
La familia no se dirige, no se administra; sólo se quiere.
A mis hijos los amaré por igual, sin importar las ventajas competitivas,
comparativas, y las ganancias que me puedan dar por el trabajo que desempeñan;
los amaré porque son mi sangre, mi orgullo, mi felicidad…
No obedecerán por la posición que tengo en la empresa; sino porque confían en mí, y me tienen fe. Producto de un mutuo y sincero ofrecimiento de experiencias, emociones y vida…
No pretendo, que mi familia sea mi empresa; pues, aunque mi formación es ser un empresario y adoro a mi familia, sólo espero no olvidar lo que tuve que aprender lejos ellos…
Por muchos años, obligaciones y las exigencias de mi profesión, hicieron que en ocasiones no disponía de mucho tiempo para dedicarles a mis hijos. Sin embargo, hoy me doy cuenta lo realmente importante que era para ellos la calidad del tiempo y no la cantidad del mismo. Es importante organizarse para dedicar tiempo de calidad a los hijos. Tiempo en el que disfruten de nuestra compañía, del cariño, aprendizaje y desarrollo.
Dedicar tiempo de calidad, no solo es bueno para ellos, es un momento de disfrute para toda la familia que va a aportar beneficiosas ventajas: mejora los vínculos afectivos, la autoestima, potencia el desarrollo global, fomenta el aprendizaje, nos libera del estrés, favorece la comunicación. En definitiva, contribuye a la felicidad familiar.
La mayoría de personas pasan diariamente de ocho a doce horas trabajando para ganarse el sustento; invierten más tiempo en la oficina que en ellos mismos, en la familia o su congregación (en este orden). Pero no saben el daño que hacen al poner en segundo lugar el amor de la familia y obligarlos a dar resultados o de lo contrario cierras y los despides.
El autor, Kay Kuzma en su libro titulado "Prime Time Parenting" nos invita a tomar ventaja del tiempo que compartimos como familia. Venir del trabajo o de la escuela al final del día puede ser cambiado de "una noche de quehaceres domésticos rutinaria" a "una noche que empiece con un saludo cariñoso" y que continúe con terminar las tareas escolares o domésticas. Cres que esto es tan difícil de hacer?
Piense en su familia, inclusive si ellos no están cerca, hágaselos saber, porque, una familia será fuerte e indestructible cuando esté sostenida por cuatro columnas: padre valiente, madre prudente, hijo obediente, hermano complaciente (Confucio).
¡El éxito es inevitable, sin embargo, junto a tu familia lo lograras con mayor rapidez!!!!
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